Texto: Francesc Ribes.
Fotos: Ruth Zapater
#HuelgaDeAnimales. Los animales no son cosas.
El pasado 4 de octubre, Día Mundial de los Animales, se repitió la campaña #Huelgadeanimales, promovida por Fundación Affinity. Para sumarse a ella, bastaba con subir una imagen de un perro o gato de espaldas con el citado hashtag. El objetivo era reclamar, una vez más, que los animales dejen de ser «cosas» en nuestro ordenamiento jurídico.
Cambio del Código Civil
Lo cierto es que falta poco para que dejen de serlo. El 20 de abril de 2021, el Congreso de los Diputados admitió a trámite la Proposición de Ley de modificación del Código Civil, la Ley Hipotecaria y la Ley de Enjuiciamiento Civil, sobre el régimen jurídico de los animales con el voto favorable de todos los grupos, excepto Vox, como era de esperar. El texto, presentado por el PSOE y Podemos, propone modificar varios artículos del Código Civil para asentar el principio de que «la naturaleza de los animales es distinta de la naturaleza de las cosas o bienes» y fijar la noción de que los «animales son seres vivos dotados de sensibilidad». Reflejar estos dos conceptos obliga a cambiar la redacción de 26 artículos del Código Civil, y también algunos artículos de la Ley Hipotecaria de 1846 y la Ley de Enjuiciamiento Civil de 2000. Esta propuesta no difiere mucho de la que presentó el PP a finales de 2017 y que fue aprobada por unanimidad, aunque nunca llegó a ejecutarse porque su tramitación se vio interrumpida por la disolución de las Cortes en marzo de 2019.
Voto favorable
Es más probable que la actual propuesta sí pueda culminar su tramitación legal. El pasado 5 de octubre obtuvo el voto favorable en la Comisión de Justicia del Congreso de los Diputados (22 votos a favor y 14 en contra del PP y Vox) y ya ha sido enviada al Senado para su aprobación. Así, la principal norma de la legislación civil estará en consonancia con el Código Penal español, que sí reconoce los daños a los animales domésticos (otra cosa es cómo los castiga), con los códigos civiles de países de nuestro entorno y, sobre todo, con el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, cuyo artículo 13 exige que los Estados respeten el bienestar de los animales como «seres sensibles».
Los animales no son cosas.
Es pronto todavía para saber el alcance práctico de la descosificación de los animales, se supone que mayor cuando entre en vigor la Ley de Bienestar Animal, cuyo borrador se presentó oficialmente el 6 de octubre y ya se puede consultar aquí. Se espera que en noviembre llegue al Consejo de Ministros y, tras la tramitación gubernamental y parlamentaria, su responsable, Sergio García Torres, director general de Derechos de los Animales, espera que «el 1 de enero de 2023 esté en vigor».
No obstante, que los animales sean considerados seres que sienten sí tendrá algunos efectos inmediatos: por ejemplo, no podrán ser embargados en procesos de embargo o desahucio ya que dejarán de ser bienes muebles. Asimismo, en procesos de separación y divorcio, la custodia no corresponderá automáticamente al titular del chip del animal sino que prevalecerá su bienestar para que el juez decida con quién debe convivir.
Este es un pequeño y gran salto, pero seguiremos luchando para que los animales dejen de ser cosas en el sentido más amplio de la expresión.
Los antecedentes de Francia y Portugal
El cambio propuesto sigue las fórmulas aprobadas por nuestros vecinos franceses y portugueses. El 17 de febrero de 2015 entró en vigor en Francia la ley que moderniza el estatus jurídico de los animales en el Código Civil, que los reconoce como «seres vivos dotados de sensibilidad». Según la Fondation 30 Millions d’Amis, que lideró la campaña a favor de la nueva ley, «esta reforma humanista pone fin a más de 200 años de una visión arcaica del animal en el Código Civil y tiene en cuenta el estado del conocimiento científico y la ética de nuestra sociedad en el siglo xxi».
La reforma portuguesa se concretó en la ley 8/2017, que entró en vigor el 1 de mayo de ese año. Su redactado reconocía la inspiración francesa y también establecía el estatus jurídico de los animales como seres vivos dotados de sensibilidad, lo que obligó a modificar parte del articulado del Código Civil y del Código de Procedimiento Civil del país vecino.
En ambos casos, las organizaciones que promovieron tales reformas señalaron que la consideración de los animales como seres dotados de sensibilidad es el paso previo para mejorar su bienestar y la protección de sus derechos.
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