Texto: Alba Rodrigo
Fotos: Ruth Zapater (Voluntarios Itinerantes)
La probabilidad de sufrir diversas olas de calor durante los meses de julio y agosto pone en riesgo a muchas personas, pero especialmente a los animales. Aunque la mayoría cuenta con sus propios mecanismos de termorregulación, algunos pueden verse más afectados debido a su pelaje o a que no cuentan con glándulas sudoríparas, como es el caso de los conejos. Si convives con animales, es importante identificar los riesgos asociados a las altas temperaturas y tomar medidas para protegerlos en los meses más calurosos.
A continuación te presentamos algunos consejos sobre cómo proteger tu hogar y así mantener a tus peludos felices y seguros durante el verano:
Proporciona un refugio fresco y sombreado
Es esencial que cuenten con lugares frescos y sombreados, sobre todo durante las horas más sofocantes como el mediodía y a primera hora de la tarde. Si los ves descansando en el suelo es posible que sea porque ahí están más fresquitos, pero que también te estén diciendo que su cama no es la adecuada. Existen esterillas refrigerantes, camas elevadas o hechas de materiales transpirables que pueden ayudarles a regular su temperatura corporal. Lo importante es que puedan escoger dónde se sienten mejor.
En caso de tener acceso al exterior, asegúrate que haya áreas de sombra. Lo ideal es que esta la proporcionen árboles o lonas, ya que no obstruyen la corriente del aire y protegen mejor del sol. Y si tienes espacio suficiente, ¡ponles una pequeña piscina para que se den un chapuzón siempre que quieran!
Hidratación constante
El calor intenso puede reducir su apetito y notarás que comen menos, por lo que el agua fresca, constante y limpia es vital para mantenerlos hidratados en verano. Coloca varios recipientes de agua en diferentes zonas de la casa y el jardín, procurando que al menos uno de ellos quede cerca de sus zonas de descanso más habituales. Asegúrate de cambiar el agua regularmente y evita poner los bebederos a pleno sol. Te sugerimos que consideres la posibilidad de invertir en fuentes de agua automáticas para que la mantengan en movimiento y más fresca.
Y, por supuesto, recuerda que esto no solo se aplica en casa: lleva siempre un bebedero portátil cuando los saques a pasear, de excursión o de viaje en coche.
Una buena opción para refrescarlos y que se hidraten es preparar helados caseros. Para perros y gatos, puedes poner en una cubitera unos granos de pienso o alguna chuche que les guste con un poco de agua, y cuando esté congelada, darles los cubitos para que jueguen o ponérselos en alguno de los bebederos junto a agua del tiempo. Si son roedores, cobayas y conejos, puedes trocear sus verduras favoritas y meterlas en el congelador un rato antes de dárselas. ¡Ya verás cómo lo disfrutan!
Evita paseos en las horas más calurosas
Durante los días y horas de más calor, evita sacarlos a pasear y que hagan una actividad intensa. Es importante ajustar el grado y la duración del ejercicio según la temperatura que haga. En general opta por salir temprano por la mañana o al anochecer, cuando las temperaturas son más suaves. Presta especial atención a los animales de pelaje blanco —son los más propensos al cáncer de piel— y a los de nariz chata o corta con dificultades para respirar. Un collar refrigerante es ideal para aliviarles la sensación de sofoco que puedan tener, así como mojarles la cabeza y el tronco. También el hecho de cepillarles favorece a la muda del pelo de invierno que les quede.
Recuerda que el pavimento caliente puede quemar las almohadillas de sus patas. Antes de salir a pasear, comprueba la temperatura del suelo apoyando la mano durante unos segundos. Si está demasiado caliente, opta por caminar sobre césped o busca zonas con mucha sombra.
Cuidado con los ventiladores y las ventanas abiertas
Es importante tener cuidado con las corrientes de aire y los ventiladores cuando tratamos de mantener el hogar fresco. Asegúrate de que los ventiladores estén fuera del alcance de los peludos para evitar accidentes y no les dejes expuestos directamente al aire frío, ya que puede causarles problemas respiratorios. Asegúrate de que las puertas y ventanas abiertas no van a ser un problema para su seguridad. En el caso de los gatos que viven dentro de casa, recuerda tener bien instalado un sistema profesional de protecciones de red para evitar caídas mientras aireas la casa. Ten especial cuidado si tienes ventanas batientes (las que se abren de arriba a abajo hacia el interior, sin una apertura total) ya que son muy peligrosas para ellos porque pueden quedarse atrapados y sufrir daños irreversibles.
Nunca dejes a un animal en un vehículo cerrado
Este consejo es crucial y no debe pasarse por alto. Nunca los dejes dentro de un vehículo cerrado, aunque solo tengas la intención de hacer una parada rápida. La temperatura dentro de un coche puede aumentar rápidamente, incluso en días aparentemente frescos, lo que puede causar al animal un golpe de calor e incluso la muerte. De hecho, a veces no se ha podido evitar ni siquiera con el coche en marcha y el aire acondicionado puesto. Siempre es mejor llevarlos contigo o dejarlos en casa en un entorno fresco y seguro.
Reconoce los signos de un golpe de calor
Algunos signos de insolación más comunes son:
- Jadeo intenso
- Dificultad para respirar
- Aumento del ritmo cardíaco
- Letargo
- Mareo
- Salivación excesiva
- Vómitos
- Diarrea
- Ojos vidriosos
- Fiebre
- Falta de coordinación
- Convulsiones
- Lengua de color intenso
- Mucosas azuladas…
Presta atención a cualquier síntoma que no consideres habitual y contacta con tu veterinario lo antes posible. Intenta que su temperatura baje refrescándolo con paños húmedos, abanicándolo, ofreciéndole cubitos de hielo para que los chupe o humedeciéndole el hocico, cabeza, cuello y axilas.
Como ves, proteger a nuestra familia peluda durante el verano es de vital importancia para su bienestar y salud. Recuerda que el cuidado y la atención que les brindes marcará la diferencia para que también puedan disfrutar del verano y sobrellevarlo mejor. ¡Asegúrate de mantenerlos frescos, hidratados y felices!