Foto de Wade Lambert
Texto: Francesc Ribes
Playas sin perros
Una de las noticias que nos recuerdan que el verano ha llegado es la concesión anual de banderas azules a nuestras playas. Los reporteros de televisión, siempre rodeados de bañistas, nos recuerdan cuántos arenales han sido bendecidos con este sello de calidad, qué comunidades tienen más y cuál es el incremento respecto al año anterior. Porque siempre, siempre, España tiene más banderas azules que el año anterior. Lo que no nos cuenta esta información superficial que no va más allá de la nota de prensa es cómo se consigue una bandera azul y ni quién la concede, o cuántas tienen otros países. Ni tampoco que uno de los criterios de concesión es que se impida el acceso a los perros y por tanto sean de la forma más estricta playas sin perros.
En 2021, se ha otorgado la bandera azul a 615 playas, así como 96 puertos deportivos y 2 embarcaciones turísticas. Somos el país con más banderas, por delante de Grecia (567 banderas), Turquía (551) o Francia (525), y todo porque los municipios implicados han cumplido (y pagado la cuota correspondiente) los criterios definidos por la Fundación Europea de Educación Ambiental (FEE, en sus siglas en inglés), la fundación privada, con sede en Conpenhague, que en 1982 diseñó el concepto, el logotipo y la bandera azul para distinguir aquellos puertos y playas con una mayor calidad ambiental. El programa bandera azul comenzó en Francia y se extendió a otros países, hasta los 49 actuales. En España se gestiona a través de la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (ADEAC), y la bandera azul cuenta con numerosos apoyos institucionales, nacionales e internacionales.
Foto de aesfas.org
El criterio 18
Todo Ayuntamiento que aspire a conseguir y conservar una bandera azul debe cumplir con una serie de requisitos que se agrupan en cuatro apartados: información y educación ambiental; calidad del agua; gestión ambiental y seguridad, y servicios. En las 97 páginas de la guía de interpretación de criterios, uno de ellos llama poderosamente la atención (al menos, a quienes se preocupan por el bienestar animal); dentro del apartado de Gestión Ambiental, el criterio 18 reza lo siguiente: «Prohibición de animales domésticos en la playa. Las normas locales referentes a la limitación de perros, caballos y otros animales domésticos en la playa deben ser estrictamente respetadas y su acceso o actividad rigurosamente controlados. (Imperativo)». Y sigue: «La prohibición de animales domésticos en la playa debe abarcar toda el área de la playa candidata a Bandera Azul, incluida la zona de baño, por motivos higiénico-sanitarios. Según estudios de la OMS (Organización Mundial de la Salud), existen riesgos microbiológicos para la salud humana asociados a la presencia de excrementos de perros en las playas, que desaconsejan su presencia en ellas». Efectivamente, eso dicen dichos estudios, del año 2003 y referidos a playas de todo el mundo, y donde también se citan los excrementos humanos como fuente primaria de contaminación.
Más aún: una nota aclaratoria de ADEAC insiste en que «incluso los perros mejor adiestrados pueden orinar, realizar defecaciones en la arena y transportar parásitos u hongos en sus patas. Es preciso insistir en que, en temporada de baños, aun en horarios en que la playa se encuentre ya vacía, los paseos con perros contaminan la arena, del mismo modo que en las horas más concurridas». Tanto molestan los perros que si el Ayuntamiento habilita áreas para animales domésticos fuera de la zona de baño, pero colindantes con la playa con bandera azul, «ADEAC retiraría la Bandera Azul a la playa galardonada». Es lo que le ocurrió a la playa de Pinedo, en Valencia, que perdió su bandera cuando se habilitó un tramo para perros. El criterio es tajante, deben ser playas sin perros.
Foto de thewonderalice
Solo perros guía
La normativa de ADEAC está tan anquilosada que solo admite la presencia de perros guía en la playa, ni siquiera la de perros de asistencia. No deja de llamar la atención el detalle con que se defiende la prohibición, hasta el punto de justificarla en los peligros que la playa tiene para la salud del animal. Curiosamente, no se analiza ni moraliza tanto sobre el comportamiento de quienes tapizan las playas con colillas, restos de comida y envases de toda condición. Simplemente, se detallan los métodos para su recogida y tratamiento.
A este respecto, cabe recordar que tan tradicional es la lista anual de playas con bandera azul como las protestas de organizaciones ecologistas por considerar que el distintivo es poco menos que un fraude. Sus argumentos pueden ser más o menos válidos, pero hay un hecho objetivo que invita a la reflexión: el País Vasco solo tiene 5 playas con bandera azul, dos de ellas en Getxo (Vizcaya) y tres en Álava, todas en embalses; ninguna en Guipúzcoa. ¿Tan malas son las playas vascas? No, sencillamente sus Ayuntamientos prefieren otras certificaciones más rigurosas y objetivas. Así, playas como la de la Concha en San Sebastián se auditan de acuerdo con un sistema comunitario de gestión y auditoría medioambientales (EMAS) y otras se adhieren a certificaciones como la de gestión medioambiental (ISO 14001) o la Q de Calidad Turística, que emite el Instituto para la Calidad Turística Española (ICTE) y está vinculada a la norma ISO 13009 de gestión de playas. Por si esto fuera poco, el ICTE dispone de una especificación técnica que permite certificar playas caninas.
<<Perros, no>>
La bandera azul equivale a un cartel de «Perros, no», pero por suerte eso no impide que muchos municipios habiliten cada verano playas caninas, y que webs como Redcanina se encarguen de suministrar información útil y mantener actualizado un listado de las mismas. Seguirán habiendo muchas playas sin perros, pero también muchas en las que los canes puedan disfrutar de darse un chapuzón.
Foto de Ruth Zapater
Voluntarios Itinerantes
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Genial articulo muy profesional e interesante.
Yo no quiero ir a una playa donde tal vez se haya orinado un perro en la arena 2 minutos antes de que pise yo descalzo.
Entiendo, y respeto a quien le de igual, pero no es mi caso.
Por eso, me alegro de que un signo como la bandera azul si forme de que en esa playa eso no pasa.
Me parece bien que, si un ayuntamiento quiere destinar un trozo de su costa a aquellos que no les importe lo haga, pero bien señalado y separado del resto
Claro, Laura es mucho mejor pisar colillas, latas y botellas de plástico. Donde va a parar.